domingo, 18 de diciembre de 2011

LA NAVIDAD Y LOS NACIMIENTOS


Antes del 25 de diciembre, día de la Navidad, se inicia la colocación del Nacimiento, ritual familiar que lleva consigo una profunda dosis de alegría y encanto. Elementos esenciales son el humilde portal hecho de pequeños trozos de varas, troncos y cortezas, con heno colgando del tejamanil, que se venden en todos los mercados del país. Las numerosas figuras que comienzan con el Niño Dios en su pesebre, San José y la Virgen rodeados por los Reyes Magos. Una abigarrada mezcla de ángeles, santos, ermitaños y diablos con pastores que conducen sus rebaños, hombres y mujeres que venden todo tipo de mercancías: pescado, verduras, frutas, carbón y muchos más, todos ellos caprichosamente distribuidos en un paisaje de casitas, puentes sobre riachuelos y caminos serpenteados en medio del musgo que circunda, también, los indiscutibles lagos hechos con un trozo de espejo en el que pasean elegantes cisnes.

Los nacimientos se producen a lo largo del territorio mexicano con todos los materiales posibles: barro, cera, madera, conchas marinas, totomoxtle u hojas de maíz, cerámica, pintados, bordados, etc. Se puede decir que no hay material del universo artesanal, por modesto que parezca, que no sea transformado por las habilidosas manos del artista popular, en estos conjuntos de personajes que fusionan la tradición religiosa con el espíritu creativo del pueblo mexicano y el profundo placer del grupo al hacer los montajes. En el capítulo Mes a Mes brindamos mayor información acerca de la gran variedad de Nacimientos hechos en México, sin embargo, para este tema hemos de destacar dos: los de cera, hechos en Salamanca, Guanajuato, y los de barro, hechos en Tlaquepaque, Jalisco.

La cera, de virreinal tradición, se asocia al trapo para convertirse en figuras para Nacimientos en la región del Bajío en el estado de Guanajuato, donde se confeccionan los más extraordinarios Nacimientos con este material. Particularmente en la ciudad de Salamanca, existe una tradición tan arraigada que puede considerarse como el lugar más importante de la República en esta especialidad, sin dejar de reconocer el excelente trabajo que se hace en otras ciudades como Celaya, Apaseo y Guanajuato, en el mismo estado, y en Pátzcuaro y Morelia, en Michoacán.

Algunas de las familias que continúan la tradición, conservan antiguos moldes de yeso, metal o barro. Caras, pies y manos requieren de un especial cuidado, pero no son menos importantes las texturas y calidades de los animales, borregos, caballos, camellos elefantes y toda la fauna asociada a los pasajes bíblicos. En ocasiones son necesarias algunas armazones de alambre, en otras las aplicaciones textiles con trozos de telas finas y adornos de pasamanería dorada.

Otros Nacimientos son elaborados en Tlaquepaque, Jalisco, donde se conserva una de las más bellas tradiciones en la escultura popular mexicana de barro, en algunos casos con moldes del siglo XIX. A las figuras clásicas del Nacimiento, incluyendo al Niño Dios, a la Virgen María y San José, y a los Reyes Magos, se agregan infinidad de “tipos populares”, figuras humanas representando a campesinos, jinetes, vendedoras de frutas, lecheros, pescadores, borrachitos, niños jugando, inclusive algunos duendes.

Se tienen moldes para las cabezas, pies y manos, y se modelan a mano los cuerpos y detalles finos de la obra, se policroman con acrílicos industriales. Lo significativo de estas piezas es que conservan un profundo sabor mexicano. Si bien la familia Panduro es la más famosa de las productoras de los Nacimientos y tipos populares -toda vez que conservan finos moldes del siglo XIX-, hay decenas de familias más que compiten por darle a este arte una secuencia histórica inagotable.

Fuente visitada.
popularte/esp

1 comentario:

  1. Se encuentran auténticas obras de arte en los Nacimientos, tanto por las figuras como por las composiciones.

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