domingo, 26 de junio de 2011

LA HUASTECA


La cultura huasteca es una cultura que se desarrolló en una vasta región de México conocida como la Huasteca, compartida por los actuales estados de Veracruz, San Luis Potosí, Hidalgo, Tamaulipas, Querétaro y Puebla. Hablaban una lengua de origen mayense, de la que desciende el idioma huasteco actual. El nombre huasteco se deriva del vocablo náhuatl cuextécatl, que tiene dos posibles acepciones: de cuechtic o cuechtli "caracol pequeño o caracolillo" o de guaxin "guaje",que es una pequeña leguminosa. El pueblo huasteco no desapareció con la Conquista española; sus descendientes continúan viviendo en la región que históricamente habitaron sus antepasados.

La mayor parte de los huastecos viven en los municipios de Aquismón, Tanlajás, San Antonio y General Pedro Antonio de los Santos en el estado de San Luis Potosí y en los municipios de Tantoyuca, Tempoal, Tancoco, Chicontepec y Chontla en el estado de Veracruz.

Cada familia individual tiene su propia vivienda aislada de los demás. En la Huasteca se conoce como barrio o facción la unión de varias casas dispersas pero relativamente cercanas, mientras que en Veracruz se utiliza el término ranchería para designar este conjunto de viviendas.

La vivienda característica de los huastecos en Veracruz es el bohío, una choza de planta redonda y techo cónico cubierto con zacate o palma y cerrada en el vértice superior por una olla invertida. La estructura del techo descansa en horcones de madera, y bajo él, en la parte más alta, queda un espacio para guardar utensilios de poco uso y mazorcas de maíz. Las paredes están construidas con varas dispuestas verticalmente y atadas con bejucos, las cuales generalmente se recubren con barro para mejor sellamiento. Tienen una sola entrada cubierta con una puerta de varas o de madera. El piso es de tierra apisonada.

Hernán Cortés describe estos jacales o casas en su Carta de Relación al emperador Carlos V, fechada el 30 de octubre de 1520. Dice que cuando los navíos españoles entraron al río Pánuco: “(...) habían visto ciertos pueblos en la ribera del río tan cerca, que de los navíos los podían ver bien. No había edificios de piedra sino que todas las casas eran de paja, excepto que los suelos que ellas tenían eran algo altos y hechos a mano”.

El interior del bohío es bastante amplio y en él están tanto el espacio de dormitorio como la cocina. Duermen por lo general sobre petates o esteras en el suelo, que durante el día permanecen enrollados contra las paredes. Hay petates de tule, de corteza de otate y otra especie es la estera. En algunas ocasiones se suelen ver camas de otate y cunas para los niños que cuelgan de las vigas. La ropa se guarda en cajones de madera o baúles.

En el jacal tienen además el banco de tres pies y sillas. Algunos tienen también muebles modernos. De las vigas cuelgan aros de bejuco entretejidos con ixtle en los que se guardan los alimentos. Cerca de las piedras del fogón colocan las ollas, cazuelas y jarros de barro, las cucharas de madera, bateas, comales, metate y molcajete.
Alrededor de la casa hay un patio amplio con árboles frutales y espacio para animales domésticos.



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3 comentarios:

  1. El relato muy interesante, el video muchos recuerdos.

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  2. Fundación de “Chiconamel”
    (Siete manantiales)
    Leyenda del manantial prohibido

    Allá por año de 1115-1116 en Tollan, vino una época de cruel sequía que acabo con el resto del poder Tolteca, llegaron las enfermedades que continuaron arrasando vidas y por último la invasión de los chichimecas, hombres bárbaros que provocaron la emigración de varios pueblos.
    Entre ellos los habitantes de Atitalaquia y Tlaxcoapam formando una sola tribu, a quienes Dios había separado de tollan o tula, por ser limpios de espiritu.
    El brujo de la tribu de nombre kiauitliluikaltl (cielo lluvioso) tuvo una revelación en que la Diosa Chalchiuhtlicue (señora con máxtlal o falda de jade) “diosa de ríos y lagos” se apareció y le dijo;
    ¡Hijo mío…. te ordeno en nombre del cielo, la tierra, el mundo de los muertos y el agua, para que te lleves a todos mis hijos de estas ciudades y busques en cuarenta días un lugar lejano, donde encontraras siete manantiales y fundaras la ciudad de los dioses que llamaras Chiconameyalli, en la que vivirán por toda la eternidad!
    Estos pueblos comenzaron una peregrinación hacia el norte en busca de agua, por Zacualtipan, xochicuatlán, Calnalli, Yahualican y pasando Huxotlán, muy cerca de Chalma casi a dos días y medio de jornada, llegan a un lugar muy hermoso rodeado de siete manantiales de agua cristalina.
    Al llegar a este lugar señalado por la diosa Chalchiuhtlicue, gritaban jubilosos los peregrinos abalanzándose hacia los manantiales, momento en que el cielo empieza a tronar, oscureciéndose y de repente las nubes se abren para dar paso a una figura luminosa que les habla con vos fuerte y suave.
    ¡Hijos les doy este lugar para que se reproduzcan en centenas y vivan en paz, solo que cuidaran de no tomar agua del manantial que esta junto a este árbol, si lo hacen tendrán muchas desgracias y vendrán otras tribus a dividirlos y a someterlos! Después de decir esto, desaparece y el día se torna muy hermoso, soleado y angelical.
    Al paso de los años, el pueblo se fue multiplicando, ya eran muchas las familias y un joven llamado Chichikuial (perro bueno) que desobedece a sus padres y guiado por Texcatlipoke, si ser visto por persona alguna, llega hasta el manantial del árbol y empieza a beber del agua prohibida, el joven se empieza a retorcer, convulsionándose, su rostro se convierte en un ser monstruoso y enorme como de cinco metros de alto.
    Los aldeanos asombrados ven como este ser se aleja del pueblo, con rumbo a Tan´tu´yi´c (balsa o canoa con cera y miel) hoy Tantoyuca donde causa destrozos en este pueblo huasteco dedicado a la guerra.
    Enfurecidos los guerreros huastecanos lo siguen por casi cuatro días, hasta lograr alcanzarlo en el pueblo de Chiconameyalli, donde atrapan y matan a este ser infernal.
    Después los invasores comienzan la destrucción del pueblo al que llamaron maldito, llevando prisioneros a los varones, y tomando como esposas a todas las mujeres, llevándolos a fundar el nuevo pueblo de Ja´céceca´c (lugar de agua fría) hoy Acececa, donde habitan hasta la actualidad.


    Tomado del libro
    Cuextécatl Volvió a la vida
    José Reyes Nolasco



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