jueves, 30 de diciembre de 2010

martes, 28 de diciembre de 2010

LEYENDA DEL CACAO Y EL CHOCOLATE


Esta historia comienza muchos siglos antes de la Conquista, en tiempos en que los pueblos olmecas, mayas y aztecas habitaban el centro y el sur del territorio que hoy conocemos como república mexicana.

Escrito está en el Tonalámatl, el libro de los augurios de los sacerdotes de la diosa Xochiquetzal, la historia de cuando los dioses, compadecidos de los trabajos que pasaba el pueblo tolteca, resolvieron que uno bajara a la tierra para ayudarles, enseñándoles las ciencias y las artes. Decidieron que fuera Quetzalcóatl, que hacía tiempo se empeñaba en ayudar a los toltecas, quien tomara forma humana y descendiera sobre Tollan, la ciudad de los hombres buenos y trabajadores.

Y así se hizo: “Quetzalcóatl descendió por un rayo de la estrella de la mañana, dejando asombrados a los toltecas con su aparición, particularmente por su indumentaria hecha toda de una materia luminosa, y por su blanca y rizada barba, luminosa también. Todo el pueblo comprendió que aquel aparecido no era un simple mortal , desde luego, le rindió adoración, rompiendo sus feos y oscuros dioses de barro.

Junto con Quetzalcóatl, dominaba el dios Tláloc (“el señor que está dentro de la tierra”), el dueño de las lluvias, dador de la vida y dueño de las almas separadas de los cuerpos. Reinaba también Xochiquetzal (“flor emplumada”) la diosa de la alegría y el amor, esposa de Tláloc y descubridora del pulque. Todos los dioses eran buenos, y dirigidos por Quetzalcóatl enseñaron al pueblo tolteca el saber, hasta hacerlo sabio y artista, conocedor de la marcha de los astros, lo que le permitió medir el tiempo y señalar en el calendario el cambio de las estaciones para aprovechar las lluvias y levantar las cosechas.

Quetzalcóatl les dio además a los toltecas el don de una planta que había robado a los dioses, sus hermanos, quienes la guardaban celosamente, porque de ella obtenían una bebida que, pensaban, sólo les estaba destinada a ellos. Quetzalcóatl sustrajo el pequeño arbusto de flores rojas, prendidas a largas ramas de hojas alargadas, inclinadas hacia la tierra, a la que ofrecía sus oscuros frutos. Plantó en los campos de Tula el arbolito y pidió a Tláloc que lo alimentara con la lluvia, y a Xochiquetzal que lo adornara con flores. El arbolillo dio sus frutos y Quetzalcóatl recogió las vainas, hizo tostar el fruto, enseñó a molerlo a las mujeres que seguían los trabajos de los hombres, y a batirlo con agua en las jícaras, obteniendo así el chocolate, que en el principio sólo tomaban los sacerdotes y los nobles.

Fue licor sagrado y lo tomaban agrio o amargo. Más tarde se le mezcló con miel, y a la llegada de los españoles, éstos le agregaron azúcar y leche, tomándolo caliente y haciéndolo la bebida de lujo de la época colonial.

Así pues, Quetzalcóatl fue dador del cacao en sus cuatro clases: el cauhcacahuatl, el mecacahuatl, el xochicacahuatl y el tlalcacahuatl, que era el que tostaban, reservando los otros tres para moneda, pues el fruto se consideraba símbolo de riqueza. Los toltecas fueron ricos y sabios, artistas y constructores; gozaban del rico chocolate y eran felices, lo cual despertó la envidia de los dioses, más aún cuando descubrieron que tomaban la bebida destinada únicamente a ellos.

Juraron venganza, contra Quetzalcóatl primero y contra el pueblo tolteca después. Para eso llamaron a Tezcatlipoca – “espejo humeante”, dios de la noche y de las tinieblas. Este dios, enemigo de Quetzalcóatl, el dios luminoso, bajó a la Tierra por el hilo de una araña y disfrazándose de mercader se acercó a Quetzalcóatl para ofrecerle la bebida que Xochiquetzal había descubierto.

El dios luminoso se hallaba en su palacio inmensamente triste, pues un sueño le había hecho saber que los dioses preparaban su venganza y temía por el pueblo al que había hecho rico, sabio y feliz. Quetzalcóatl bebió del jugo que se le ofrecía, que era el octli , el jugo fermentado del metl, el maguey, llamado por el pueblo tlachiuhtli – o sea, el pulque. Quetzalcóatl lo bebió y se embriagó, con gran regocijo del malvado Tezcatlipoca, y bailó y gritó ante el escándalo del pueblo que lo miraba hacer gestos ridículos. Después se durmió, y, al despertar, con la boca amarga y en la cabeza un dolor profundo, se dio cuenta de que los dioses lo habían deshonrado y que se preparaba la ruina del pueblo tolteca y la caída de la gloriosa Tollan.

Al sentir Quetzalcóatl que ya nunca podría ver a los que había enseñado a ser buenos y honrados sin tener una gran vergüenza, decidió marchar hacia el rumbo de la estrella vespertina, su casa. Marchó entonces hacia el mar, hacia la llamada Nonoalco – en las playas de lo que hoy es Tabasco – y, allí arrojó, por última vez, las semillas del cacao, que bajo su mano florecieron y quedaron ahí como la postrer dádiva del dios luminoso. Después entró en el mar y, aprovechando un rayo de luz de la estrella de la tarde, se volvió a su morada de luz.

Y ahora sabemos por qué ya no florece el cacao en el Altiplano y solamente se le cosecha en tierras lejanas, donde pasó sus últimas horas el dios luminoso, el dador de la bebida de los dioses: el chocolate.

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domingo, 26 de diciembre de 2010

MINAS DE ORO Y PLATA AÑO 1.800


Mucho tiempo antes de la llegada de los españoles, conocían los indígenas de México, así como los del Perú, el uso de varios metales; y no se contentaban con los que en su estado natural se encuentran en la superficie de la tierra, en los lechos de los ríos y en las barrancas formadas por los torrentes, sino que emprendían obras subterráneas para beneficiar las vetas. Estos pueblos pagaban sus tributos de dos maneras: ya reuniendo, en sacos de cuero o en canastillas de junco, las pepitas de oro nativo, ya fundiendo el metal en barras. En todas las grandes ciudades de Anáhuac se fabricaban vasos de oro y de plata, aunque este último metal fuese mucho menos estimado por los americanos que por los pueblos del antiguo continente. Antes de la conquista, los pueblos aztecas extraían el plomo y el estaño de las vetas de Tasco, al N. de Chilpancingo, y de Ixmiquilpan; y el cinabrio, que servía de colorante a los pintores, de las minas de Chilapan. El cobre era el metal más comúnmente usado en las artes mecánicas y reemplazaba hasta cierto punto al hierro y al acero: las armas, las hachas, los cuchillos y todos los utensilios se hacían con el cobre de las montañas de Zacatollan y de Cohuixco.
Además de los sacos de cacao, cada uno de los cuales contenía tres xiquipilli o 24,000 granos; además de los patolquachtli o farditos de tela de algodón, los mexicanos empleaban también algunos metales como moneda. En el gran mercado de Tenochtitlán se compraban géneros de toda especie cambiándolos por oro en polvo contenido en cañones de plumas de aves. En muchas provincias se servían como moneda corriente de piezas de cobre a que daban la forma de una T.

Faltan materiales exactos para la historia de la explotación de las minas de Nueva España. Parece cierto que las primeras vetas beneficiadas por los españoles fueron las de Tasco, Sultepec, Tlalpujahua y Pachuca. El laborío de las minas de Zacatecas siguió inmediatamente al de los criaderos de Tasco y de Pachuca. La veta de San Bernabé fue atacada desde el año 1548. Se dice que unos arrieros que viajaban de México a Zacatecas descubrieron los minerales de plata del distrito de Guanajuato, en el cual está la mina de San Bernabé. Le veta madre de Guanajuato se descubrió más tarde, al abrir los tiros de Mellado y de Rayas en 1558. Las minas de Comanjas son indudablemente más antiguas que las de Guanajuato.

Si la cantidad de plata que se extrae anualmente de las minas de México es diez veces mayor que la de todas las minas de Europa, por el contrario, el oro no es con mucho tan abundante allí como en Hungría y Transilvania. La mayor parte del oro mexicano proviene de terrenos de aluvión, de los cuales se saca por medio de lavaduras. Son frecuentes estos terrenos en la provincia de Sonora. Se ha recogido mucho oro diseminado en las arenas que llenan el fondo del valle del río Yaqui. Más al N., en la Pimería Alta, se han encontrado pepitas de oro nativo de cinco a seis libras de peso. Otra porción del oro mexicano se saca de las vetas que atraviesan las montañas de rocas primitivas.

En la provincia de Oaxaca es en donde son más frecuentes las vetas de oro nativo, ya en los gneiss, ya en la mica pizarra.
Esta última roca es muy rica en oro en las célebres minas del Río San Antonio. El oro se presenta ya puro, ya mezclado con los minerales de plata, en la mayor parte de las vetas que se benefician en México, y apenas hay mina de plata que no sea también aurífera.
La plata sulfúrea y la plata negra prismática son muy comunes en las vetas de Guanajuato y de Zacatecas, y en la veta Vizcaína de Real del Monte. La plata de Zacatecas presenta la singularidad notable de no contener oro. La plata roja o rosicler forma parte de las riquezas de Sombrerete, de Cosalá y de Zolaga, cerca de Villalta, en la provincia de Oaxaca. La verdadera mina de plata blanca es muy rara en México. No obstante, su variedad blanca pardusca, que es muy abundante en plomo, se encuentra en la intendencia de Sonora, en las vetas de Cosalá, donde está acompañada de galena argentífera, de plata roja, de blenda parda, de cuarzo y de sulfato de barita o espato pesado.

En 1803 se contaban en todo el distrito minero de Guanajuato 5,000 personas entre mineros y operarios destinados al apartado, la fundición y la amalgamación; 1,896 arrastres o máquinas para triturar los minerales, y 14,618 mulas destinadas a mover los malacates y a triturar en los sitios de amalgamación la harina de los minerales mezclada con mercurio.
Las minas de Zacatecas son más antiguas que las de Guanajuato; su explotación comenzó en 1548, inmediatamente después de las vetas de Tasco, Sultepec, Tlalpujahua y Pachuca, tres años después del descubrimiento de las riquezas de Potosí. De las observaciones de los mineralogistas Federico Sonneschmidt, alemán, y Vicente Valencia, mexicano, resulta que el distrito minero de Zacatecas se asemeja mucho, en cuanto a su constitución geológica, al de Guanajuato. Las rocas más antiguas que se dejan ver en la superficie son de sienita; sobre ellas posa una pizarra que por los mantos de piedra de toque, de traumata y de roca verde que encierra, se aproxima a la arcilla apizarrada de transición; y en esta pizarra se hallan la mayor parte de las vetas de Zacatecas, que producen un año con otro de 335,000 a 402,000 marcos de plata.

En 1778, un minero de Ojo de Agua de Matehuala, don Bernabé Antonio de Zepeda, descubrió la veta grande y perforó el tiro de Guadalupe. El producto anual de este grupo de minas es de cerca de 400,000 marcos de plata.
Las minas de Pachuca, Real del Monte y Morán son muy famosas por su antigüedad, su riqueza y su proximidad a la capital. Desde principios del siglo XVIII sólo se ha beneficiado con actividad la veta de la Vizcaína o Real del Monte; el laborío de las minas de Morán sólo se ha vuelto a emprender pocos años ha; y el yacimiento mineral de Pachuca, uno de los más ricos de toda América, está abandonado enteramente desde el horrible incendio que ocurrió en la mina del Encino, que producía por sí sola más de 30,000 marcos de plata por año. El fuego consumió toda la cimbra que sostenía la bóveda de los cañones, y numerosos mineros perecieron asfixiados antes de poder llegar a los tiros.
La veta de la Vizcaína, menos potente pero quizá más rica que la de Guanajuato, hubo de ser abandonada a causa de la mucha agua que se filtraba por las abras de la roca porfídica. Un particular muy emprendedor, don José Alejandro Bustamante, comenzó una galería de desagüe cerca de Morán, pero murió antes de acabar esta obra considerable, que fue terminada en 1762 por su compañero don Pedro Romero de Terreros.
Las minas de Morán fueron abandonadas hace cuarenta años a causa de la abundancia de aguas, que no podían agotarse. En este distrito se colocó en 1801 una máquina con columna de agua, cuyo cilindro medía 2.60 metros de altura y 1.60 de diámetro. Esta máquina, que es la primera de este género que se haya construido en América, es muy superior a las que existen en las minas de Hungría; fue construí da según cálculos y planos del señor don Andrés Manuel del Río, profesor de mineralogía en México, que ha visitado las más célebres minas de Europa y que reúne los conocimientos más sólidos y variados.
Las minas del distrito de Tasco han perdido su antiguo esplendor desde fines del siglo XVIII; porque en su estado actual, las vetas de Tehuilotepec, Sochipala, el cerro de Limón, San Esteban y Huautla no producen entre todas, anualmente, sino unos 60,000 marcos de plata.

domingo, 19 de diciembre de 2010

MÉXICO SU CULTURA


Sede de varios de los principales escenarios de la cultura mexicana, el Distrito Federal es también un punto en el que se encuentran expresiones culturales de las diferentes regiones y grupos étnicos que forman parte de la nación. No obstante ser el ámbito urbano más extenso del país, en la ciudad de México las expresiones culturales milenarias conviven al lado de los símbolos de la modernidad. Cabe destacar que es una de las ciudades en el mundo con un elevado número de Teatros y la primera en número de Museos.

Un ejemplo de los nuevos escenarios es el Muac, primer museo público de arte contemporáneo en México. Se ubica en el Centro Cultural Universitario, dentro de Ciudad Universitaria de la UNAM, concebido de forma integral, en su arquitectura, gestión, museología, interpretación, para el arte contemporáneo.

Festividades y otras expresiones de la cultura popular
El Distrito Federal es sede de importantes festividades a nivel nacional, que van desde la secular celebración del Día de la Independencia en el Zócalo hasta festividades de orden religiosa como la Representación de la Pasión de Jesús en Iztapalapa, el Día de Muertos en Míxquic o las peregrinaciones a la Basílica de Guadalupe. Todos estos sucesos atraen a cientos de miles de personas procedentes de todo el país y del extranjero a la capital. Algunas demarcaciones tienen calendarios saturados de festividades populares, como Milpa Alta cuyo número alcanza la cifra de setecientas fiestas anuales. Al lado de las tradiciones nativas del Distrito Federal, la inmigración ha contribuido a la integración en la cultura capitalina de eventos como la Guelaguetza, impulsada por los migrantes oaxaqueños; o bien, la celebración del Año Nuevo Chino. A finales del siglo XX y principios del XXI, la globalización ha permitido la proliferación en la capital de expresiones extranjeras que se han mezclado con las preexistentes. Así, por ejemplo, es posible observar la iconografía del Halloween en los altares de muertos; grafitis introducidos por los migrantes que volvieron, y que forman parte del paisaje urbano del Distrito Federal; o bien, las incontables reelaboraciones del rock que realizan grupos capitalinos, comerciales y subterráneos.

Aunque el Distrito Federal no destaca por su producción de artes populares, es posible en sus calles, mercados y otros sitios creados especialmente para el comercio de artesanía encontrar una gran variedad de productos venidos de diversas partes del país, a los que se han sumado otros provenientes de Asia y países como Guatemala y Ecuador. De la producción local, hay que señalar la producción textil de San Miguel Topilejo (Tlalpan).

La ciudad de México cuenta con una gran tradición oral, que va desde los muy antiguos mitos como La Llorona que supuestamente estaría relacionado con la Cihuacóatl mexica; hasta la leyenda, muy difundida en los hospitales capitalinos, de La Planchada que versa de una enfermera espectral que sana milagrosamente a los muertos desahuciados de los que cuida.

Wiquipedia

jueves, 16 de diciembre de 2010

EL CABALLITO


El Caballito es una estatua en bronce construida en honor de Carlos IV de España. Fue diseñada por el escultor y arquitecto Manuel Tolsá y se encuentra en la Ciudad de México adornando la Plaza Manuel Tolsá.

La iniciativa del proyecto perteneció a Miguel de la Grúa Talamanca, Marqués de Branciforte quien era Virrey de la Nueva España. Una vez que se obtuvo el permiso para el monumento se nombraron responsables de la obra y se puso en marcha su construcción. Para tal fin, se limpió la Plaza Mayor (el Zócalo) y se colocó una balaustrada elíptica con cuatro rejas de acceso.
El pedestal para la estatua fue inaugurado con grandes festejos populares y corridas de toros el 8 de diciembre de 1796. Sobre éste fue colocado una estatua provisional de madera y estuco dorado que también representaba al monarca español.

El caballito fue fundido y vaciado en una sola operación bajo la supervisión de Tolsá, director de la Academia de San Carlos. Se requirieron 450 quintales (o quizá 600; un quintal= 46 kg) de bronce y esto se llevó a cabo en el área cercana al templo de San Pedro y San Pablo. Para la montura, el escultor usó como modelo un equino perteneciente al marqués del Jaral del Berrio llamado Tambor. Luego de ser pulido y cincelado fue llevado a su lugar designado y se inauguró el 9 de diciembre de 1803. Las celebraciones y corridas se repitieron con gran júbilo. El barón Alexander von Humboldt estuvo presente en la develación. En su opinión y para éste género, la estatua hecha por Tolsá es solamente inferior a la ecuestre de Marco Aurelio en Roma.
En 1821, con motivo del sentimiento anti hispánico manifiesto por la Independencia de México, y del deseo poner otro monumento en su lugar, la estatua fue cubierta con una carpa de color azul. Pronto surgió el deseo de destruir el monumento (para fundir cañones o monedas con el bronce). Fue un agravante el hecho que bajo uno de los cascos del corcel se encontrara un carcaj azteca en (quizá) señal de vasallaje.

Fue salvada por don Lucas Alamán quien convenció a Guadalupe Victoria de conservarla en virtud de sus cualidades estéticas. Como resultado fue reubicada en 1822 en el patio de la antigua Universidad, para evitar que el pueblo la destruyera. Fue hasta 1824 que se permitió de nuevo su acceso al público, pero en esta localidad más segura. En 1852, una vez pasados los años y calmados los ánimos, se trasladó al cruce del Paseo de la Reforma y Paseo de Bucareli, aunque protegida de las manifestaciones populares por una reja.

En 1979 fue colocada en su actual lugar, la Plaza Manuel Tolsá, frente al Palacio de Minería. Actualmente, como vestigio de tal polémica, en el pedestal de la estatua se puede leer la siguiente inscripción: «México la conserva como un monumento al arte». Un pequeño modelo ligeramente distinto se puede ver en el museo Tolsá frente a la estatua.

La estatua pesa 26 toneladas y es la segunda estatua de bronce fundido más grande del mundo.
El lugar que ocupó por mucho tiempo, en la esquina de las avenidas Paseo de la Reforma y Bucareli, ahora está ocupado por una estatua llamada El caballito, del escultor Enrique Carbajal (Sebastián), erigida en honor al antiguo monumento.

wikipedia

martes, 14 de diciembre de 2010

LA MÚSICA MEXICANA


Música indígena

Se sabe muy poco de la música prehispánica de México, aunque son abundantes los grupos que reivindican esa tradición a lo largo de todo el país. Los indígenas carecían de instrumentos de cuerda, y su música estaba basada en percusiones e instrumentos de viento. Existen muy pocas referencias históricas y arqueológicas que permitan siquiera adivinar el tipo de música que cultivaban los indígenas antes de la llegada de los españoles.
Del último período de la civilización mesoamericana se sabe que existía una deidad patrona del canto, la música y el juego. Su nombre era Xochipilli, el Príncipe Flor.
Quizá la danza del Venado, de los pueblos yaquis y mayos de Sonora, sea uno de los pocos testimonios de la música prehispánica que han persistido hasta nuestros días, tanto en su instrumentación como en la lírica. Sin embargo, es posible señalar que los pueblos precolombinos carecieron de instrumentos de cuerda, y que su música era más rítmica que melódica. Entre los instrumentos que utilizaban está el teponaztle y el huéhuetl, dos tipos de tambores de madera; las ocarinas y flautas de barro o carrizo, raspadores de hueso o de madera, y cascabeles. Tras la llegada de los españoles, los indígenas aprendieron de los misioneros la música europea. Muchas de las danzas de Conquista que se practican en las comunidades indígenas del país tienen origen en ese tiempo; igual que ciertos géneros asociados con el culto católico, como la danza de Matachines y el son de Concheros, entre otros.

Música mestiza

Internacionalmente conocido es el conjunto de la banda nacional de Tetela del Volcan, asociado a las grandes figuras de la "canción mexicana" ranchera, que tuvo su período de florecimiento entre las décadas de 1940 a 1970. Es un caso muy interesante pues un conjunto típico regional se convirtió en un símbolo nacional.
El mariachi es originario del occidente de México, específicamente de los estados de Nayarit, Colima y Jalisco, que se disputan su paternidad. Lo cierto es que en un principio, el mariachi era una orquesta popular e indígena, y su indumentaria nada tenía que ver con la del charro (es decir, el traje de los ricos hacendados ganaderos) e interpretaban los "sones de mariachi". Una nota interesante es que estos conjuntos musicales arribaron a la Ciudad de México antes que a la capital de Jalisco. A partir de la primera década del siglo XX comienzan a transformarse: visten el traje de charro (mismo que ya usaban las orquestas típicas desde el Porfiriato), y amplían su repertorio con piezas de diferentes regiones de la República: sones abajeños, jarabes, corridos, huapangos y canciones bravías, al estilo de Lucha Reyes. También añadieron la trompeta como instrumento imprescindible.
Con el auge del cine mexicano las películas de Tito Guízar , Jorge Negrete, Pedro Infante y Javier Solís, dieron a conocer el mariachi así como un México rural idealizado.

Pedro Infante

Hijo del sinaloense Delfino Infante García y de la nayarita Refugio Cruz Aranda, nació el 18 de noviembre de 1917 en Mazatlán, Sinaloa, México, a las 2:30 hr su nombre completo fue José Pedro Infante Cruz; sus abuelos paternos fueron Eleno Infante y Sinforiana García, y los maternos Domingo Cruz y Catalina Aranda. Su padre fue músico y tocó el contrabajo en una banda; también dueño de una tienda y de un taller de muebles de madera, en el cual se dice que Pedro aprendió la talla de ese material, comenzando así su afición a la carpintería, misma que lo acompañó toda su vida
Pedro Infante murió el 15 de abril de 1957 en Mérida, Yucatán, en un accidente del avión que él mismo piloteaba rumbo a la Ciudad de México.

Jorge Negrete

Jorge Alberto Negrete Moreno (Guanajuato, 30 de noviembre de 1911 — † Los Ángeles (Estados Unidos), 5 de diciembre de 1953), fue un cantante y actor mexicano formado en técnica de canto de ópera y quien revolucionó la música ranchera mexicana, dándola a conocer por todo el mundo.
En las décadas de 1930 y 1940, México buscaba símbolos de identidad. Mientras que en los murales se rescataba la raíz indígena, el charro mexicano resultó para el cine un personaje que podría encarnar los anhelos y nostalgia del México posterior a la revolución. El joven criollo Jorge Negrete, encajaba en el modelo aspiracional de la época. En muchas de las películas mexicanas de esa etapa, se presentaba una sociedad rural idílica, aunque no exenta de personajes tiránicos enfrentados con el personaje protagónico, es decir, el charro cantor.
Jorge Negrete falleció el 5 de diciembre de 1953 en la ciudad de Los Ángeles, California, a causa de una enfermedad crónica originada por una hepatitis "C" contraída en su juventud. -Nunca bebió alcohol, y en cambio fumó toda su vida, sin que esto afectase a su voz, se decía que murió justo antes del inicio de la decadencia del Cine Mexicano.

lunes, 13 de diciembre de 2010

PUEBLA - AÑO 1.900-1.937


-Se establecen los autobuses urbanos en 1.918, apareciendo los expendios de gasolina, lubricantes y talleres. Se asfaltan las calles y fueron retiradas las vías del ferrocarril urbanoEn el año de 1.922 se efectúa el primer vuelo Puebla-México.

-La carretera federal Puebla-México se inauguró en 1.926, y se instaló el Museo Regional de la Casa del Alfeñique.

- Como actos comemorativos del IV centenario de la Fundación de Puebla se construye el Mercado del Alto.

-En 1.930 se instalan faroles tipo "Hollywood"

-De 1.929 a 1.931 se abre el Museo de Guerra, en el Fuerte de Loreto

-En 1.930 las Fuentes del Paseo Bravo la Escuela Motolinía.

-En 1.931, el municipio tenía 132.5 kilómetros cuadrados y 124,013 habitantes.

FABRICAS TEXTILES PUEBLA 1.927

Entre noviembre de 1.926 y abril de 1.927, las fábricas activas de esta rama en Puebla produjeron 85 mil docenas de medias y calcetines, y 7.832 docenas de camisetas y calzoncillos.

para su labor contaban con 450 telares circulares; no tenían todavía- según las estadísticas disponibles- ninguna máquina rectilínea ni tricotosa.

En 1.932 las fábricas poblanas de géneros de punto ya llegaban a 24, aunque sólo 15 se hallaban entonces activas. De noviembre de 1.931 a abril de 1.932 elaboraron 364. 907 docenas de medias y calcetines,y 508 kilogramos de otros géneros. El equipo de tejido se había ampliado, pues en conjunto tenían 974 máquinas, de las cuales 914 eran telares de tipo circular, 10 tricotosas y 50 de otros distintos sistemas.

A comienzos de 1.938 estaban en actividad 29 fábricas, pero había bajado a 819 el número de máquinas tejedoras. Doce de estas fábricas producían tan sólo artículos de algodón, y el resto de algodón mezclado con otras fibras, como la artisela, la lana y la seda. Comparadas con muchas fábricas poblanas de la tradicional rama de hilados y tejidos de algodón, las de géneros de punto se caracterizaban por ser muy pequeñas, y en consecuencia de importancia secundaria dentro del conjunto de la industria textil, no obstante su número cada vez mayor. Una excepción fue "La Corona", ya que a diferencia de todas las demás y desde sus mismos orígenes, en sus propias instalaciones producía el hilo que tejía. En 1.938 "La corona" tenía 2.400 husos y 417 maquinillas de punto, éstas representaban poco más del 50% de todo el equipo de tejido de punto instalado en Puebla. "La Corona" no solo era la fábrica más grande de su tipo en la ciudad, sino también la segunda de importancia en el país.

domingo, 12 de diciembre de 2010

LAS POSADAS


Uno de los primeros evangelizadores, el fraile agustino Diego de Soria, solicito autorización al Papa para celebrar nueve misas en los días anteriores a la navidad para celebrar el nacimiento de Cristo como el verdadero sol y luz del mundo, a lo que el vaticano dio dicha autorización, por lo que los agustinos promovieron la sustitución de personajes y así desaparecieron al dios prehispánico y mantuvieron la celebración, dándole características cristianas."
La práctica de las posadas mexicanas, de origen español, se originó en el poblado de San Agustín Acolman, al noroeste de la Ciudad de México, pues fue uno de los primeros lugares donde se establecieron estos religiosos para realizar su tarea evangelizadora.
En 1587, fray Diego de Soria obtuvo del Papa Sixto V la bula autorizando la celebración en el Virreinato de la Nueva España de unas Misas, llamadas de aguinaldo del 16 al 24 de diciembre y que se realizarían en los atrios de las iglesias. Junto con las misas se representaban escenas de la Navidad. Luego de la Misa se realizaban festejos con luces de bengala, cohetes, piñatas y villancicos.
En el siglo XVIII, la celebración, aunque no dejó de realizarse en las iglesias, pasó a tomar más fuerza en los barrios y en las casas, y la música religiosa fue sustituida por el canto popular.
Para empezar En varias poblaciones las posadas se celebran en las calles las cuales previamente se adornan con hilos de heno y faroles. Y en otras muchas poblaciones se sustituyen los tradicionales peregrinos de barro por elementos vivos, causando mayor emotividad entre los asistentes.
No existe templo, parroquia o capilla por pequeña que sea que durante el período del 16 de Diciembre al 6 de Enero, que no levante un nacimiento en ocasiones con verdaderas joyas escultóricas o figuras de barro realizadas en Tonalá o Tlaquepaque y celebren las posadas con cantos religiosos, guijolas, panderos, triángulos, etc., para crear mayor alegría en los asistentes.
A la hora de pedir posada, la tradición nos dice que José y María tuvieron que ir de puerta en puerta pidiendo posada, este hecho podría no ser muy relevante ya que es muy probable que no hayan sido los únicos peregrinos que no encontraban lugar para pasar la noche, pero el caso de José y María es muy especial ya que María se encontraba embarazada y a punto de dar a luz.
Para representar este acontecimiento, dos voluntarios se pueden vestir como José y María, o pueden utilizar figuras de los peregrinos de las que se colocan en los nacimientos.
Los peregrinos acompañados por un grupo de invitados a la posada salen de la casa y piden posada en la puerta, entonando los villancicos. Las personas que se quedaron en el interior de la casa deben negar la posada obligando a los peregrinos a pedir posada dos o tres veces, hasta darles hospedaje con los cantos tradicionales (villancicos).
Esta actividad está repleta se símbolos y analogías…. La piñata debe ser una piñata de 7 picos que representan los 7 pecados capitales pero además debe estar llena de dulces que representan la gracia de Dios, la venda en los ojos representa la fe, el palo representa a Dios y los que gritan representan a la iglesia católica.
El acto de romper la piñata puede interpretarse más o menos de la siguiente forma: Cada uno de nosotros con una fe ciega (ojos vendados) en la ayuda de Dios (el palo) nos disponemos a combatir el pecado (intentar golpear la piñata), nuestros hermanos nos ayudaran y nos indicaran el camino a seguir para lograrlo más fácilmente (los gritos de la gente) y cuando finalmente logremos vencer al pecado (romper la piñata) la gracia de Dios (los dulces) se derramaran sobre nosotros.
La posada termina con una convivencia en la que se puede dar de cenar a los invitados e inclusive puede haber bebida. Hay quien dice que la cena es para celebrar que se venció al pecado (se rompió la piñata). Los 9 días tradicionales de posadas se hacen en honor a los 9 meses de embarazo que vivió María.

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jueves, 9 de diciembre de 2010

LA VIRGEN DE GUADALUPE EN MÉXICO


Desde tiempos inmemorables el cerro del Tepeyac ha sido un lugar sagrado. Como santuario, ha sido donde ha habitado “nuestra madre”, desde siempre ha sido “lugar de peregrinación”. Cronistas españoles señalaron que a pesar de la evangelización y la existencia de varias iglesias dedicadas a la virgen María, los indígenas no las visitaban y preferían el cerro del Tepeyac para venerar a Tonantzín y “llegaban de muchos lugares lejanos”. El cerro del Tepeyac ha sido un lugar sagrado desde tiempos prehispánicos.
Hogar de la deidad femenina más importante del mundo mexica donde se originó la vida y el universo, “ombligo del mundo”, Tonantzín es la madre de los dioses.
Con la conquista y el establecimiento de los españoles en nuestro territorio nunca perdió esa vocación sagrada, lugar donde se llevaban y llevan a cabo sacralidades. Lo que afirmamos, es que a pesar de la conquista militar, a pesar de revoluciones e invasiones extranjeras, el Tepeyac no ha perdido el don de productor de epifanías.

Lo que hicieron los españoles fue sustituir la deidad femenina de Tonantzín por otra deidad, una virgen cristiana que se le nombró Guadalupe. El reemplazo se logró a partir de una aparición. Con el paso de los años Tonantzín se convirtió en Guadalupe y hasta la fecha el cerro del Tepeyac alberga el santuario más importante de México, espacio sagrado que cada 12 de diciembre recibe a más de cinco millones de mexicanos procedentes de distintos rumbos del país. Es necesario afirmar que el culto antiguo y contemporáneo de la guadalupana es fundamentalmente un fenómeno religioso colectivo y nacional que tiene antecedentes prehispánicos, que se reconstruyó con la llegada de los españoles y sobrevivió hasta nuestros días.
En este sentido, el culto a la virgen de Guadalupe es la creación más compleja y singular de nuestra sociedad, tanto en el pasado como en el presente. La virgen de Guadalupe es un símbolo porque encarna a un pueblo y rememora la formación de una nación. Es un emblema porque condensa muchas cosas y acciones en una sola imagen y porque vincula ideas y fenómenos de los más diversos. Está presente en la política, en procesos históricos importantes de la nación mexicana, es mercancía en los ámbitos comerciales, aparece prácticamente en todos los hospitales de México y centros de beneficencia, es signo estético y su nombre se pronuncia cotidianamente en las familias mexicanas.

Es una imagen que auxilia en lo espiritual, pero también se empleó para empuñar un arma y exigir un cambio social, es un símbolo porque su color moreno sirvió para identificar a todo un pueblo, porque funciona en un espectáculo de rock, porque viaja por el ciberespacio. Es un símbolo porque su influencia y eficacia se ancla en una poderosa creencia, en la idea de que es la madre de todos los mexicanos.
La virgen de Guadalupe, escribió Octavio paz, es y ha sido madre protectora tanto del indio como del criollo, del policía como del bandolero o del mestizo. Del guerrillero y del caudillo. Del banquero y del líder obrero.
Su culto se manifiesta en todos lados, tanto en pueblos como en ciudades, en presidencias municipales, oficinas sindicales, galerones industriales, esquinas barriales o cuartos de vivienda campesina e indígena. Sin duda, como mencionó Octavio Paz, la fiesta de Guadalupe es el ritual más significativo de México, es la fecha central en el calendario emocional del pueblo mexicano.

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miércoles, 8 de diciembre de 2010

LA LEYENDA DEL MAÍZ


La leyenda del maíz:
Cuentan que antes de la llegada de Quetzalcóatl, los aztecas sólo comían raíces y animales que cazaban. No tenían maíz, pues este cereal tan alimenticio para ellos, estaba escondido detrás de las montañas. Los antiguos dioses intentaron separar las montañas con su colosal fuerza pero no lo lograron.
Los aztecas fueron a plantearle este problema a Quetzalcóatl. -Yo se los traeré- les respondió el dios. Quetzalcóatl, el poderoso dios, no se esforzó en vano en separar las montañas con su fuerza, sino que empleó su astucia. Se transformó en una hormiga negra y acompañado de una hormiga roja, marchó a las montañas.

El camino estuvo lleno de dificultades, pero Quetzalcóatl las superó, pensando solamente en su pueblo y sus necesidades de alimentación. Hizo grandes esfuerzos y no se dio por vencido ante el cansancio y las dificultades.
Quetzalcóatl llegó hasta donde estaba el maíz, y como estaba trasformado en hormiga, tomó un grano maduro entre sus mandíbulas y emprendió el regreso. Al llegar entregó el prometido grano de maíz a los hambrientos indígenas. Los aztecas plantaron la semilla. Obtuvieron así el maíz que desde entonces sembraron y cosecharon. El preciado grano, aumentó sus riquezas, y se volvieron más fuertes, construyeron ciudades, palacios, templos...Y desde entonces vivieron felices.
Y a partir de ese momento, los aztecas veneraron al generoso Quetzalcóatl, el dios amigo de los hombres, el dios que les trajo el maíz.

domingo, 5 de diciembre de 2010

LEYENDA DEL CHILE EN NOGADA

Hay diferentes versiones acerca de la aparición de este platillo en la mesa mexicana, se sabe que data de 1821, año en el cual Agustín de Iturbide firmó el Acta de Independencia de México y de los Tratados de Córdoba. Algunos cuentan que fueron las madres agustinas del Convento de Santa Mónica en Puebla las que al saber que don Agustín estaría en esa ciudad para celebrar su santo, el 28 de agosto, decidieron elaborar un platillo que recordara los colores de la bandera del Ejército Trigarante: verde, blanco y rojo, siendo justamente el mes en el que en ese estado se cosechan las nueces de Castilla y las granadas, se les ocurrió, después de mucho pensar, hacer esta maravilla de platillo.

Tomaron unos chiles poblanos, los asaron, pelaron y los limpiaron muy bien por dentro y a continuación procedieron a rellenarlos con un picadillo rico en ingredientes y sabores a base de carne de cerdo, jitomate, cebolla, ajo, frutas de la estación, nueces, almendras, piñones y diversas especias. Ya sólo faltaba, entonces, preparar la salsa con la que iban a cubrirlos, y qué mejor que hacer una muy original a base de nueces de Castilla frescas. Pusieron manos a la obra y lo primero que hicieron fue pelarlas perfectamente, quitándoles hasta el último pellejito de la delgada piel que las cubre, luego las molieron en el metate con queso fresco y un poco de azúcar; una vez bien remolida, la mezclaron con leche, le añadieron un poco de vino jerez y quedó lista: ni muy espesa ni muy aguada, con el punto perfecto para cubrir los chiles. Ahora sólo faltaba terminar el platillo. Capearon los chiles con huevo batido, los frieron, los acomodaron en sendos platones, los bañaron con la salsa y adornaron con rojos granos de granada y hojas de perejil, para lograr así los colores de la bandera.

Por otro lado, el escritor Artemio del Valle Arizpe dice que en el regimiento de don Agustín se encontraban tres soldados que tenían novias en Puebla. Ellas quisieron recibirlos con un platillo especial que debía tener los colores de su uniforme, los de la bandera trigarante. Cada una buscó el ingrediente que llevara uno de los colores y no quisieron recurrir a ningún recetario. Le rezaron a la Virgen del Rosario y a San Pascual Bailón para que las iluminara, se pusieron a cocinar y el resultado fue el que ya conocemos.

¿Cuál será la verdadera historia? Quién sabe, lo importante es que ha conservado la pureza de su receta y ya forma parte de nuestro patrimonio, conocido en todo el mundo.

Por: Laura B. de Caraza
http://www.mexicodesconocido.com/.

sábado, 4 de diciembre de 2010

MEZCALES Y TEQUILAS


Las bebidas mexicanas son el complemento indispensable para acompañar tanto las botanas (picadas o entremeses) como los platillos más elaborados.

Pueden servirse al tiempo (temperatura ambiente), frías o calientes, solas o mezcladas, dependiendo del gusto de cada persona, de las diferencias regionales, el clima o las costumbres.
En épocas prehispánicas solo se conocía la fermentación, método con el cual se elaboraban diferentes bebidas, de contenido alcohólico variable, a partir de frutos, granos o agaves (como el pulque). La bebida estimulante más importante fue el chocolate, elaborada con base al cacao, como así también diversas infusiones de yerbas.

Las bebidas refrescantes eran muchas y variadas, destacándose la chía, el pozol e infusiones frías de vainilla o flores aromáticas. Es importante destacar que casi todas ellas se siguen consumiendo en la actualidad de la misma manera, o con ligeras modificaciones al incorporar nuevos ingredientes. Dentro de estas no podemos dejar de mencionar las "aguas frescas" que se realizan con frutas, semillas, granos y flores, que son el acompañamiento popular de las comidas, junto con las bebidas gaseosas o la cerveza.
Con la conquista y más precisamente durante la colonia, se comenzó con la destilación (introducida en América por los españoles quienes a su vez la heredaron de los árabes) dando origen a la elaboración de diferentes aguardientes que hoy forman parte importantísima de la industria licorera mexicana. Los más importantes son los mezcales, y dentro de ellos el más conocido: el elaborado en Tequila, Estado de Jalisco.

Por otro lado, la industria vitivinícola tuvo poco desarrollo, ya que por orden de la corona española, estuvo prohibida en los nuevos asentamientos americanos, como una norma proteccionista para con los productores y exportadores españoles.

Recién en la época de las luchas independentistas, se iniciaron algunos cultivos de vid, como una forma más de rebeldía hacia el yugo colonial. Luego, en la primera mitad del siglo XX, la familia Madero inició el cultivo y la fabricación de vinos en Coahuila, extendiéndose más tarde a Baja California y Aguascalientes.

HISTORIA

La palabra mezcal tiene su origen en vocablos de la lengua náhuatl.
Algunos sostienen que deriva de “mexcalli” (“metl” o ”meztl”,maguey, y de “ixcalli”, cocer ). La traducción sería entonces “maguey cocido”.
Otros dicen que deriva de un nombre diferente que se le daba al maguey: "mexcalmetl".
En la época prehispánica se hacía un uso integral de la planta. De sus jugos se prepararaban bebidas fermentadas con fines rituales o para el consumo de los ancianos o embarazadas o como medicina, o para fabricar guisados y panes.
De sus hojas se obtenían fibras vegetales que se usaban en la confección de cuerdas, sogas y ropa. De las púas de las hojas se fabricaban agujas y clavos. De las hojas secas se hacían techos o fuego. De sus hojas se preparaban remedios y se fabricaba papel para los códices.
Estas bebidas se obtenían cocinando los corazones o piñas de las plantas, luego se las machacaba para así extraer su jugo y lo ponían a fermentar. De esta misma forma se elabora en la actualidad el pulque y el mosto para destilar y obtener el mezcal.

MEZCALES

Mezcal es el nombre que se le da a toda bebida obtenida de la destilación de jugos fermentados de un agave.
Según la región, llevan distintos nombres.
En Sonora se llama bacanora (agave potatorum o yaquiana), en Yucatán se llama xtabentun, en Michoacán se lo llama charanda (se lo identifica por un trozo de caña en la botella), en Chihuahua se llama sotol, en Chiapas se llama comiteco, en la costa de Jalisco, las serranías de los Altos y el oeste de Michoacán se llama raicilla (de producción casi clandestina y muy fuerte), en Oaxaca se lo llama mezcal (agave espadín de oaxaca o agave angustifolia haw, arroqueño o agave americana L. variación del oaxacensis Gentry, tobasiche o agave karwinskii zucc, barril o agave rodacantha zucc, mexicano o agave rmacrocantha, maguey cincoañero o agave cantala roxb y el agave silvestre más apreciado por la calidad de mezcal que origina es el agave potatorum zucc o tobalá) y en Jalisco se llama tequila (agave tequilana Weber azul).

TEQUILAS

Tequila es un mezcal obtenido de una sola variedad, el “agave tequilana Weber azul” (nombre científico dado por el botánico alemán Franz Weber, quién estudió las variedades del agave y en 1902 / 1903 probó que esa variedad era la más abundante y la que mejores resultados daba) y se llama así por la región donde comenzó a producirse hace ya 400 años: Tequila, población de origen prehispánico que da nombre tanto al valle que la contiene como a un volcán que la domina, en el Estado de Jalisco.

La palabra “tequila” tiene varios significados que provienen del náhuatl. ”Lugar de trabajo” (de “téquitl”: trabajo y “tlan”: lugar) y “Lugar donde se corta” (del verbo “tequi”:cortar y “tlan”: lugar)
La calidad de un tequila depende del mosto que se utiliza para la destilación. El 51% por lo menos debe provenir del agave tequilana Weber azul, deben ser cultivados en territorio mexicano y más precisamente, en los Estados autorizados de Jalisco, Michoacán, Guanajuato, Nayarit y Tamaulipas, y deben ser destilados allí también. Solo de esa manera puede llamarse “Tequila”.

Solo en caso de que el mosto sea enteramente realizado con esa variedad de agave, puede mostrar en la botella, la inscripción “100% AGAVE”.

jueves, 2 de diciembre de 2010

LOS TAMALES


El tamal (del náhuatl tamalli, que significa envuelto) es un nombre genérico dado a varios platillos americanos de origen indígena preparados generalmente con masa de maíz cocida normalmente al vapor, envuelto en hojas de la mazorca de la misma planta de maíz o de plátano, mashán o bijao, maguey, aguacate, canak e incluso papel aluminio o plástico. Pueden llevar o no relleno, el cual puede contener carne, vegetales, chile, frutas, salsa, etc. Además pueden tener sabor dulce o salado.
Existe evidencia de que las culturas predominantes en México que llevaron el maíz a otras culturas y regiones, también llevaron consigo platos y formas de cocinar el maíz. Siendo el tamal un método sencillo de cocción del maíz, es posible pensar que podría haber sido inventado en alguna de las posibles regiones origen del maíz, es decir desde México, hasta Sudamérica y de ahí llevado a otras culturas y regiones.

En el México antiguo
Los tamales tenían una gran importancia cultural, además de gastronómica, en la época de los aztecas. Fray Bernardino de Sahagún describe algunas variedades de tamales en Historia General de las cosas de Nueva España en el siglo XVI. Él y otros autores hacen referencia al tamal no sólo como comida de la gente común, sino de los nobles y de los sacerdotes en ceremonias especiales de ayuno. Sin embargo, como el tamal es una comida que requería en esa época una cantidad significativa de trabajo para su elaboración, es probable que solo los nobles y sacerdotes lo consumieran regularmente y la gente común sólo en festividades. La evidencia arqueológica muestra al tamal como parte de la vida cotidiana de algunas culturas de México en la época prehispánica, como los olmecas, los aztecas y los mayas, además de usarse en rituales religiosos, en ofrendas y tumbas. En algunas ceremonias, los tamales especiales eran entregados por los sacerdotes como agradecimiento a las ofrendas de los participantes.
Uno de los rituales más significativos para los aztecas era la fiesta del Atamalcualiztli (Ingesta de los tamales de agua). En esta festividad, que duraba siete días, se realizaba una especie de ayuno, en donde únicamente se comían tamales simples de masa, cocinados al vapor, sin chile ni sal u otras especies o aderezos. Este festival se realizaba cada ocho años, por considerarse ésta la vida ritual del maíz, durante la cual había sido deshollado con sal y cal, trabajado y aderezado con chile. Durante el ritual se libraba al maíz, al menos por esos días, de esa tortura.
También en la festividad de Izcalli, al final del año, las mujeres distribuían tamales a sus vecinos y familiares desde el amanecer. Las familias se reunían además a consumir tamales en esta festividad. En esta misma festividad se realizaba el ritual del Huauhquiltamalcualiztli, donde se preparaban tamales especiales de amaranto llamados huauhquiltamalli o chalchiuhtamallli. Algunos de estos tamales se ofrecían al dios del fuego y a los difuntos, y otros se consumían muy calientes, junto con caldo de camarones o acociles. Los jóvenes ofrecían al dios del fuego animales que ellos mismos cazaban, y los sacerdotes les entregaban a cambio tamales calientes cocidos, simbólicamente transformados por el fuego.
En los rituales religiosos, se consideraba a los tamales como el equivalente simbólico a la carne humana, y la olla donde se preparaban (comitl), simbolizaba el vientre materno. También se usaban los tamales en los rituales de matrimonio, en donde después del amarrado de túnicas, la futura suegra le daba a la novia cuatro bocados de tamales, y luego la novia le daba de comer a su novio. También después del nacimiento de un niño, se hacían ofrendas de tamales.
Además, los tamales secos al sol eran parte de los alimentos suministrados a los guerreros en campaña contra otros reinos o ciudades.

Corundas, tamales de Michoacán y nacatamales

Las corundas son originarias del estado de Michoacán, pero conocidas por todo el occidente de México, como los estados de Jalisco y Colima. La palabra k'urhunda proviene del idioma purépecha, típico de los indígenas de la región, y se traduce en castellano como tamal. Las corundas son sencillas, se hacen con verduras, queso y tequesquite revueltos con la masa, y se envuelven en la hoja de la planta del maíz, dándole una forma triangular cónica o piramidal. Además son generalmente más pequeñas que los tamales típicos del resto del país. El maíz usado para la masa muchas veces ha sido hervido en cenizas en lugar de cal. Se acostumbra servirse con crema y salsa verde o roja. Es el componente principal de la sopa de corundas y acompañamiento de otro platillo típico, el churipo. Cabe mencionar una variante de las corundas: las charikurindas, cuyo ingrediente principal es el frijol en lugar del maíz, pero igual en los demás sentidos.
Además de las corundas, en Michoacán se acostumbra hacer tamales rellenos de carne y chile, similares a los tamales típicos del resto del país, aunque los michoacanos les llaman nacatamales. El uchepo es otro tamal típico del estado, generalmente de tipo dulce.

Tamales asturianos

La comunidad asturiana radicada en México creó un mestizaje culinario poco conocido para los mexicanos dando forma a un nuevo tamal llamado tamal español o asturiano. La masa se hace al moler granos de maíz cocidos con cal (nixtamal). Luego se condimenta y se unta en hojas húmedas de maíz. Se le agrega un relleno de jamón serrano con carne de cerdo, aunque también puede llevar tocino o queso manchego y frijoles conocidos como fabas. La carne de estos tamales puede sazonarse con un poco de tequila o licor de almendras antes de cocinarse. Luego se enrolla la hoja de maíz y se cuecen a vapor.

Tamales de la Ciudad de México

Los tamales típicos en la Ciudad de México son de masa de maíz y envueltos en hoja de maíz, aunque también los hay en hoja de plátano. Pueden llevar salsa verde o roja, carne de puerco o pollo, rellenos de queso, rajas y salsa, o dulces. Se pueden encontrar en puestos ambulantes, en restaurantes de comida mexicana, o distribuidos en una olla vaporera sobre un triciclo impulsado por pedales. Se acompañan de forma típica con atole, champurrado o algún refresco. Casi siempre se consumen para el desayuno o la cena.
En esta ciudad los tamales también se consumen dentro de un pan de harina de trigo (del tipo bolillo o telera). Esta combinación es conocida como guajolota o torta de tamal. Además de ser muy sabrosa, esta combinación es práctica para consumirse mientras uno va caminando o en algún medio de transporte. La gran demanda de los tamales ha provocado el nacimiento de empresas dedicadas a su producción y venta.

Tamales dulces y de elote

Los tamales dulces, están hechos con masa de maíz endulzada y rellenos de miel, mermelada de guayaba, fresa, piña, membrillo u otra fruta, y pueden tener pasas, nueces y cacahuates. Están envueltos en hoja de maíz y generalmente son de color rosa mexicano, parecido al magenta, aunque en raras ocasiones se pintan de color amarillo, verde limón o morado con colorante vegetal. Esta coloración sirve para distinguirlos de los tamales salados, para hacerlos más atractivos para los niños, y para darles una seña de identidad mexicana. Aunque casi siempre están disponibles, se acostumbran más en los cumpleaños de los niños. Los tamales de elote también son de sabor dulce, y están rellenos únicamente de masa de maíz endulzada, envueltos con hojas verdes de elote. A veces contienen algunos granos de elote.
WIKIPEDIA

miércoles, 1 de diciembre de 2010

LA CRÍA DE ANIMALES AÑO 1.800-HUMBOLDT


Los mexicanos no intentaron reducir al estado de domesticidad las dos especies de toros salvajes (bos americanus y bos moschatus) que vagaban en manadas por las llanuras inmediatas al río del Norte; no conocen la llama, y no sabían sacar partido de los carneros cimarrones de la Vieja California ni de los berrendos o cabras salvajes de la Nueva. Entre las innumerables variedades de perros que pertenecen al reino de México, sólo una, el techichi, servía para alimento de los habitantes. No hay duda de que se sentía menos la falta de animales domésticos antes de la conquista, en una época en que cada familia no cultivaba más que una corta extensión de terreno, y una gran parte del pueblo vivía casi exclusivamente de vegetales. Sin embargo, la falta de aquellos animales obligaba a una clase numerosa de habitantes, cual es la de los tlamana, a hacer el oficio de acémilas y pasar su vida por los caminos reales, cargados con grandes cajas de cuero llamadas petacas (petlacalli en mexicano), que contenían géneros con un peso de treinta a cuarenta kilogramos.
En las costas orientales de México hay gran abundancia de ganado, principalmente en las desembocaduras de los ríos de Alvarado, Coatzacoalcos y Pánuco. Sin embargo, la capital y las grandes poblaciones inmediatas a ella se proveen de carne en la intendencia de Durango. Los naturales son muy poco aficionados a la leche, la mantequilla y el queso. Este último es muy apetecido por los mestizos, y forma un ramo de comercio interior bastante considerable. Son también importantes los ramos de cueros curtidos y de sebo y jabón. Los caballos de las provincias septentrionales, principalmente los de Nuevo México, son tan célebres por su excelente calidad como los de Chile: según dicen, unos y otros descienden de raza árabe. Los mulos serían mucho más numerosos si no pereciesen muchísimos en los caminos reales, por el cansancio que padecen en viajes de muchos meses. Se cuenta que sólo el comercio de Veracruz ocupa cerca de 70,000 al año; y en la ciudad de México se emplean más de 5,000 en el lujo de los tiros.
Es digno de notar que ni el cerdo común ni las gallinas, que se encuentran en todas las islas del Pacífico, los hayan conocido los mexicanos. De las dos castas de cerdos que en el día son más comunes en México, la una se introdujo de Europa y la otra de las Filipinas; se han multiplicado muchísimo en el altiplano central, y allí el valle de Toluca hace un comercio muy lucrativo de jamones.
En las habitaciones de los indígenas del Nuevo Continente, antes de la conquista, había muy pocas aves domésticas, porque su conservación y alimento exige un cuidado muy particular en países recientemente abiertos al cultivo y cuyos bosques abundan en animales carnívoros de toda especie. Sin embargo, ya antes de la llegada de los españoles, los pueblos más civilizados del Nuevo Continente criaban varias gallináceas, como hoccos, pavos, faisanes, patos, gallinetas, yacous o guans y aras.
A la Nueva España debe Europa el más grande y útil de los gallináceos domésticos: el pavo (totolin o huexolotl). De México, los españoles lo llevaron al Perú, a Tierra Firme (Castilla del Oro) y a las Antillas. Los antiguos mexicanos tenían patos domésticos, y todos los años les arrancaban las plumas, que eran un ramo de comercio importante.
El cultivo de la morera y la cría de gusanos de seda se introdujeron por el cuidado de Cortés pocos años después del sitio de Tenochtitlán. A mediados del siglo XVI ya se cosechaba seda en cantidad bastante considerable en la intendencia de Puebla, en las inmediaciones de Pánuco y en la provincia de Oaxaca. Hay varias especies de orugas indígenas que hilan seda semejante a la del bombyx mori de la China. De estos insectos viene la seda de la Mixteca, que ya era un objeto de comercio en tiempo de Moctezuma.
La cera es un objeto de la mayor importancia para un país en donde reina mucha magnificencia en el culto religioso. En las fiestas de las iglesias, tanto en la capital como en las capillas del último barrio de indios, se consume una enorme cantidad. Las colmenas son de gran producto en la península de Yucatán. La cera de Yucatán proviene de una especie de abejas propias del Nuevo Continente, que se dice carecen de aguijón sin duda porque su arma es muy débil.
La cría de la cochinilla (grana nochiztli) en Nueva España remonta a la más alta antigüedad, probablemente antes de la incursión de los pueblos toltecas. En tiempo de los reyes aztecas, la cochinilla era más común que hoy día, y había nopalerías no sólo en el Mixtecapan (la Mixteca), y en la provincia de Huaxyacac (Oaxaca), sino también en la intendencia de Puebla y en los alrededores de Cholula y de Huejotzingo.
Alrededor de la ciudad de Oaxaca, principalmente cerca de Ocotlán, hay haciendas que tienen de 50 a 60,000 nopales plantados en filas como magueyes de pulque. Sin embargo, la mayor parte de la cochinilla que entra al comercio la dan las nopaleras pequeñas pertenecientes a indios pobres.
Para completar el cuadro de las producciones animales de la Nueva España diremos algo acerca de la pesca de perlas y de la ballena. Es probable que estos dos ramos de pesca lleguen a ser algún día muy importantes para un país que tiene más de 1,700 leguas marítimas de costas.
Ya antes del descubrimiento de América, los naturales apreciaban mucho las perlas. Entre los presentes que Moctezuma hizo a Cortés, antes de su entrada en México, y que éste envió a Carlos V, había collares guarnecidos de rubíes, esmeraldas y perlas.
Las costas occidentales de México, principalmente la parte del Pacífico situada entre el golfo de Bayona, las tres islas Marías y el cabo de San Lucas, abundan en cachalotes, cuya pesca se ha hecho importante objeto de especulación mercantil para los ingleses y los angloamericanos, a causa de la gran carestía de la esperma de ballena. Con todo, a los españoles mexicanos no les tienta el deseo de tomar parte en la caza de esos grandes mamíferos cetáceos, no obstante que podrían hacerlo con notables ventajas sobre los ingleses y los angloamericanos, que se ven obligados a hacer navegaciones de más de 5,000 leguas marítimas.


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